La exploración espacial ha revelado numerosos desafíos para la salud humana, especialmente en condiciones de microgravedad. Los astronautas que participan en misiones espaciales, incluso de corta duración, enfrentan una serie de problemas de salud que afectan su sistema inmunológico y renal.

Uno de los hallazgos más preocupantes es el daño permanente en los riñones debido a la exposición prolongada a la radiación cósmica. Estudios recientes han demostrado que los riñones de ratones expuestos a esta radiación durante dos años y medio sufrieron una pérdida significativa de función. Este descubrimiento es alarmante para futuras misiones a Marte, donde los astronautas podrían necesitar tratamientos médicos avanzados, como la diálisis, durante su viaje de regreso a la Tierra.

Además, la microgravedad afecta negativamente al sistema inmunológico de los astronautas. Las investigaciones han mostrado que las células inmunitarias en la sangre periférica se ven alteradas en condiciones de gravedad reducida, lo que aumenta la susceptibilidad a infecciones y la reactivación de virus latentes. Estos efectos se han observado tanto en vuelos espaciales cortos como en estudios de microgravedad simulada.

A pesar de estos desafíos, hay avances prometedores en el desarrollo de medicamentos que podrían mitigar estos efectos adversos. Por ejemplo, la «quercetina» ha mostrado potencial para revertir algunos de los daños causados por la microgravedad. Estos avances no solo beneficiarían a los astronautas, sino que también podrían tener aplicaciones en la medicina terrestre, como en el tratamiento de pacientes con cáncer que reciben radioterapia.

La investigación continua es crucial para garantizar la salud y seguridad de los astronautas en futuras misiones espaciales, especialmente aquellas que se aventuren más allá de la órbita terrestre baja.

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